Los videojuegos: ¿amigos o enemigos?
Uno de los grandes mitos sobre los videojuegos es que generan violencia real. Se dice que los niños, son más vulnerables a los estímulos audiovisuales que los adultos, y por ello podrían imitar los comportamientos que ven en los juegos.
Existe una creencia generalizada de que los niños acabarán transformándose en jóvenes violentos debido a esta supuesta influencia perjudicial, llegando incluso a relacionarlos con el acoso escolar.
¿Y que pruebas hay de que los videojuegos conviertan a los niños en futuros delincuentes a largo plazo? El caso es que fehacientes, ninguna.
¿Entonces porqué se les da tanta relevancia? Se acusa al sentido común, pero como decía Freedman, psicólogo de la Universidad de Toronto, el sentido común también nos hacía pensar que el mundo era plano, que el sol giraba alrededor de la tierra y que el hombre era intelectualmente superior a la mujer. Por lo que es necesario comprobar científicamente si las acusaciones que pesan sobre los juegos violentos son fundadas.
El doctor español Juan Alberto Estallo Martí , ha analizado los efectos de los videojuegos desde hace tiempo, publicando sus resultados en su página web; demuestra que el uso de estos no provoca ningún cambio de conducta física ni mental, no influye ni deriva a ningún cambio de hábitos ni de patrón de personalidad.
Como revela este estudio, los jugadores no somos una raza aparte, solo tenemos una afición que otros no tienen, ni más ni menos. Por si la conclusión de un solo experto no era suficiente, tiempo después se han realizado otros estudios similares.
La investigación más reciente la ha realizado la Universidad de Swinburne en Sidney, Australia. Se analizó la conducta de unos 120 niños, de entre once y quince años, jugando al videojuego Quake II durante 20 minutos. El estudio confirmó que la agresividad sólo se vio incrementada en aquellos niños que tenían una personalidad agresiva. En los demás, el videojuego no generó efecto alguno.
¿Y porqué después de estos estudios se sigue acusando a los videojuegos de hechos violentos en la vida real? Es cuestión de términos, no es lo mismo casualidad y correlación; que un joven asesine a su familia con una katana y casualmente a alguien le recuerde físicamente a un personaje de un videojuego no indica que este correlacionado el videojuego con el asesinato, como ocurrió con el famosos en nuestro país, “asesino de la katana”.
Tampoco es lo mismo efectos a corto plazo y efectos a largo plazo. Los efectos provocados por los juegos violentos son siempre a corto plazo, normalmente se relacionan con la emoción o frustración durante el juego o inmediatamente después. Todos los jugadores nos hemos enfadado alguna vez por haber perdido en un videojuego (o nos hemos sentido pletóricos al ganar), pero la sensación es momentánea y no tiene consecuencias a medio o largo plazo. Este tipo de sensaciones son similares a las que sufren los aficionados al fútbol cuando pierde o gana su equipo.
Hasta ahora ningún estudio ha sido capaz de demostrar fehacientemente que los videojuegos generen violencia en la vida real; con todo esto no quiero decir que dejen a su hijo de cinco años jugar a Manhunt (o cualquier otro juego que pueda herir su sensibilidad), pero si la clasificación del sistema PEGI a la hora de clasificar los videojuegos según la edad, tuviera un error, no hace falta que cunda el pánico, su hijo no se convertirá en un asesino por ello.
No defendamos una legislación que compare los videojuegos con el alcohol, el tabaco o las armas de fuego. Apelo a la responsabilidad de los padres, sigan las indicaciones del sistema PEGI e infórmense un poco si les preocupa, es posible que PEGI no sea perfecto, pero su fiabilidad ronda el 98%. Si de todas formas no se sienten convencidos, observen a su hijo mientras juega, o ¿por qué no? jueguen ustedes mismos. Que los videojuegos sean una barrera o un vínculo de unión entre generaciones, como ocurre con el fútbol, dependerá de ello.
Raquel Díaz H.